Un Happy Pig es la más alta condecoración de honor dentro de Solow. No es un JPG que se compra para hacerse millonario; es una prueba irrefutable del aporte a la comunidad. Cada Happy Pig es un miembro de Solow con un camino único e irrepetible.
Mensaje para futuros Solowers
Nada es que no haya sido y que no será. WAGMI
Descripción
Tengo la suerte de que alejo -el Happy Pig- y sus características sea más una muestra de cariño de mi mejor amigo, que me conoce como pocos, que un diseño personalizado. Tiene mi pelo (al menos por ahora): oscuro como la noche, rapado a los costados y usualmente atado. En su mano derecha un tablero de ajedrez en conmemoración a todas las tardes / noches que durante casi 10 años nos pasamos jugando en un balcón de Buenos Aires mientras compartíamos una cerveza o un mate. En el homenaje también forma parte -aunque quizás no lo haya pensado cuando lo dibujó- mi viejo, que me enseñó a jugar cuando era muy chico y tardé cerca de 20 años en ganarle un partido. Arriba del tablero un libro de Ruby on Rails, freestyle de Kuki, que él que vio todo mi proceso de aprendizaje con la programación pudo reconocer el antes y el después de haberlo leído. Es lo bueno de tener grandes amigos: ven cosas por nosotros que solos no podemos.
Por último un Zahir, recordando uno de los momentos donde me di cuenta que leer es como vivir una vida extra. Imposible explicarlo mejor que Borges, así que dejo el primer párrafo del cuento, escrito en 1949:
-- En Buenos Aires el Zahir es una moneda común de veinte centavos; marcas de navaja o de cortaplumas rayan las letras N T y el número dos; 1929 es la fecha grabada en el anverso. (En Guzerat, a fines del siglo XVIII, un tigre fue Zahir; en Java, un ciego de la mezquita de Surakarta, a quien lapidaron los fieles; en Persia, un astrolabio que Nadir Shah hizo arrojar al fondo del mar; en las prisiones de Mahdí, hacia 1892, una pequeña brújula que Rudolf Carl von Slatin tocó, envuelta en un jirón de turbante; en la aljarra de Córdoba, según Zotenberg, una veta en el mármol de uno de los mil doscientos pilares; en la judería de Tetuán, el fondo de un pozo.) Hoy es el trece de noviembre; el día siete de junio, a la madrugada llegó a mis manos el Zahir; no soy el que era entonces pero aún me es dado recordar; y acaso referir, lo ocurrido. Aún, siquiera parcialmente, soy Borges. --
Historia con Solow
Mi chanchito nació por febrero de 2022, cuando todavía no estaba claro dónde iba a terminar -ni el flamante Happy Pig ni Solow-. Recuerdo a Kuki diciéndome "algún día podríamos hacerlos NFTs" y hoy, algunos meses después, escribir esto minutos antes del deploy es una mezcla extraña de adrenalina, alegría y nerviosismo.
Me viene a la mente que son pocas las cosas que sabemos que durarán para siempre. Fue la idea de pensar tecnológicamente la eternidad lo que me hizo empezar a trabajar en cripto y una sensación que no tuve ni creo volver a tener lo que me hizo quedarme: formar parte de un proceso que va a cambiar el mundo para siempre. Ya nada tenemos que envidiarle a un griego en Atenas que presenció el nacimiento de la democracia, a un inglés que encendió por primera vez una máquina a vapor o a un rioplatense que asistió en Tucumán a la proclamación de la independencia.