En Octubre del año pasado Marc Andreessen publicó su “manifesto tecno optimista”. Es un llamado a recuperar el entusiasmo por la tecnología y los mercados como motores fundamentales del progreso humano. Es también una revalorización de la idea de progreso como tal. Recomiendo pegarle una leída rápida, pero el tipo básicamente dice: loco gracias a la tecnología la pobreza es más baja que nunca, la esperanza de vida más alta que nunca, la probabilidad de morir de una enfermedad más baja que nunca, la capacidad de moverse por el mundo más alta que nunca y varias cosas del estilo. Y el tipo también dice que la mejor forma de potenciar el desarrollo tecnológico son los mercados.

Pero el tipo es bueno contando historias. Porque esto que acabo de decir se resume con el siguiente axioma, que uno puede compartir o no:

mercados —> tecnología —> progreso —> calidad de vida —> felicidad

Y sin embargo lo plantea como una revolución, como un despertar. Dice que hoy el mundo está regido por mentiras. Que se instaló el mito de que la tecnología es mala, el ser humano es malo, que debemos ser pesimístas y que no tratemos de volar tan alto cómo Ikaro ni de robarle a los dioses el fuego como Prometeo, quién por tales actos fue sometido a un castigo eterno por el buenazo de Zeus, que hizo a Prometeo inmortal, lo ató a una roca y envió un águila a que se comiera su hígado eternamente. Tipazo el Zeus.

Y vos Santi, que opinás? Yo, loco, no sé que es la mentira, no sé que es la verdad, ni siquiera sé si existe. Si los hombres son buenos o malos habría que preguntarle a Hobbes o a Rousseau. Pero sí soy bastante optimista y me gusta pensar, quizá equivocadamente, que vamos a un lugar mejor. Ojo, tampoco es cosa de encerrarnos en los estrechos márgenes de la visión teleológica del mundo que Aristóteles nos dejó como legado. La noción de progreso tiene sus defectos. Es un modelo, que sirve para muchas cosas y queda corto para tantas otras, como todo modelo, como el mismísmo modelo de Solow, que intentaba explicar por qué algunos países son ricos y otros no, que da importancia al ahorro y, justamente, a la tecnología y que dio nombre a este maravilloso sueño que hoy nos congrega aquí, a mi en una página de notion a vos en una casilla de mail.

Pero más allá de Solow y nuestra historia, más allá de lo que yo crea, también hay varios filósofos que no estarían de acuerdo con la visión tecno-optimista. Y son filósofos de los buenos, de esos que tienen argumentos sólidos y saben convencerlo a uno. Y tampoco hace falta irse tan lejos. No es necesario imaginarse a un monje budista o a una reedición de Diógenes, su barba y su desdén por las facilidades de la en aquel entonces Grecia Moderna. El manifesto recibió críticas de todo tipo de pensadores actuales. Y se estará preguntando…loco a quién le importa el manifesto?

Bueno, si llegaste hasta acá espero que a vos te importe al menos un poquito. Pero más allá de eso el manifesto es particularmente relevante porque aparece en pleno desarrollo de AI y contribuye a la materialización de una nueva grieta, a trazar las líneas que separan a los seres humanos en dos:

Aceleracionismo vs anti Aceleracionismo

El manifesto tecno-optimista de Andreessen es una expresión de una serie de ideas que andan dando vueltas por ahí y que ya se han convertido en una corriente filosófica conocida como accelerationism o effective accelerationism. Es la afirmación de que el desarrollo tecnológico es nuestro camino al progreso y lo mejor que podemos hacer con nuestras vidas es acelerar dicho desarrollo. Sí, ya se que es una frase fuerte. Pero no nos olvidemos que la filosofía es ante todo un desesperado intento de darle un sentido a la vida de uno, o, ante la negación del sentido, buscarse una respuesta mediamente coherente a la pregunta “qué hago con el tiempo que me toque en este antro tan hermoso que llamamos planeta tierra”. Pero de Camus y de Sartre vamos a hablar otro día.

Volviendo al mundo de la realidad tangible, seguro habrán visto mucha gente en tuiter con el “e/acc” en sus biografías. Se refiere exactamente a esto. Son promotores de la filosofía aceleracionista, o “effective accelerationists”.

Acá un ejemplo de la mano de uno de los grandes referentes bitcoiners de nuestra tierra.

En última instancia, el objetivo del aceleracionismo es acelerar la abundancia humana con la tecnología. Y esto implica darle rienda suelta. “Let it be, let it be” diría Paul McCarthy. El Pity Alvarez diría algo así como “si la amas déjala ser, si la quieres déjala volar”. El tema, tanto en el amor como en la construcción del futuro, es que dejar ser suena muy romántico pero implica una gran renunciación: implica renunciar al control. Y cuando uno renuncia al control después tiene que atenerse a las consecuencias. Ojo x2, esto NO es el fundamento filosófico para que bases tus relaciones amorosas en el control, esos temitas charlalos con tu terapeuta. Acá estoy hablando puntualmente de la inteligencia artificial. Sí, ya te diste cuenta a donde vamos. Terminator y esas cosas.

La realidad es que existen probabilidades relativamente altas de que en algún punto las máquinas nos conviertan en palitos para sushi, o animalitos dentro de los zoológicos del siglo 25. Todo esto es posible e incluso probable y ahí es donde los detractores del aceleracionismo fundamentan su postura. Vale la pena seguir haciendo cositas chingonas si sabemos que existe la chance de que nos terminen limpiando?

Bueno, este espacio no es lugar para dicho debate. Yo solo les presento ambas corrientes y los dejo a ustedes pensar. Pensar y escribir no son actividades compatibles desde mi humilde opinión.

Vamos a cerrar esta entrega hablando de la visión de Vitalik. Ya me está quedando larguito y me tengo que ir, así que no vamos a profundizar y dejamos la puerta abierta para la próxima entrega:

IMPORTANTE: el siguiente párrafo fue traducido de un artículo publicado en https://vitalik.eth.limo/general/2023/11/27/techno_optimism.html usando una inteligencia artificial y por lo tanto refleja de forma exacta la visión del autor del posteo original y no incluye interpretaciones de ningún tipo:

Mis propios sentimientos sobre el tecno-optimismo son cálidos, pero matizados. Creo en un futuro mucho más brillante que el presente gracias a la tecnología radicalmente transformadora, y creo en los humanos y la humanidad. Rechazo la mentalidad de que lo mejor que deberíamos intentar hacer es mantener el mundo aproximadamente igual que hoy pero con menos codicia y más atención sanitaria pública. Sin embargo, pienso que no solo la magnitud, sino también la dirección importan. Hay ciertos tipos de tecnología que hacen el mundo mucho más fiablemente mejor que otros tipos de tecnología. Hay ciertos tipos de tecnología que podrían, si se desarrollaran, mitigar los impactos negativos de otros tipos de tecnología. El mundo sobrevalora algunas direcciones del desarrollo tecnológico y subvalora otras. Necesitamos una intención humana activa para elegir las direcciones que queremos, ya que la fórmula de “maximizar el beneficio” no nos llevará a ellas automáticamente.