Los tokenholders, los badgeholders, las seasons, las missions, los intents, los councils. Todas esas palabras dificiles que hacen al Optimism Collective y su modelo de toma de decisión están pensadas como experimentos. Como parte de una búsqueda infinita, una búsqueda eterna, la búsqueda de diseñar mejores sistemas.

Si vamos al manifiesto optimista y nos sumergimos en la visión de Optimism, en sus valores y en su famoso axioma impact = profit, está claro que el objetivo final es diseñar un sistema económico nuevo, que sea mejor que el actual. El desafío es evitar la trampa, caer en la tentación de replicar modelos de incentivos tradicionales en lugar de usar cripto y su tecnología para romper los esquemas y construir algo nuevo. La única forma de lograrlo, es, naturalmente, experimentando. Aplica a la visión del futuro optimista y también al deseo de construir los mejores sistemas posibles para gobernar ese sueño.

La gobernanza de Optimism: Un sistema con 2 cámaras

Lo primero que tenemos que saber acerca de la gobernanza de Optimism es que tiene un sistema bicameral. Qué quiere decir eso? Lo que leíste viejo, que tiene dos cámaras. Como diputados y senadores. Una cámara es la Citizens’ House, de los badgeholders y otra la Token House, de los tokenholders. Sí, ya sé. Te metí como 6 palabras nuevas en un párrafo. Perdón por ser tan brusco. Vamos a sumergirnos de a poquito, tranqui que es bastante sencillo.

La de Tokenholders es la más fácil de entender, así que empezamos por ahí. Es el típico sistema cripto en el que quienes tienen el token votan en distintas decisiones. Mientras más tokens tengas, más votos. Pero también hay delegación. Es decir, podés confiarle tu poder de voto a un delegado.

La segunda cámara es la de los Badgeholders. Los Badgeholders son personas elegidas específicamente. No se participa comprando el token, sino que tenés que ser seleccionado. Es un experimento precioso, en el que se exploran opciones no plutocráticas de gobernanza. La idea es agregar diversidad al sistema, y evitar caer en el típico mecanismo en el quienes tengan más recursos (osea guita) a largo plazo son capaces de ejercer más poder.

¿Quien los elige? Depende. Los primeros Badgeholders fueron seleccionados por la Optimism Foundation. Luego a partir de ahí los Badgeholders originales fueron nominando nuevos Badgeholders y la Optimism Foundation también y los principales Tokenholders también.

No hay un proceso escrito sobre piedra, sino que el Optimism Collective va iterando y experimentando con distintos mecanismos para incorporar nuevos Badgeholders. Quizá en algún momento hagamos el repaso completo de todo el proceso, pero por ahora basta saber que es un grupo de “delegados” seleccionados específicamente.

Distintas cámaras, distintos roles

A diferencia del sistema legislativo argentino, y el de la mayoría de los países, los Tokenholders y los Badgeholders tienen tareas muy diferentes. Hay propuestas que dependen de los Tokenholders y otras que dependen de los Badgeholders. Creo que si vuelvo a escribir “holders” en algún lado voy a quemar la compu. Espero que me perdonen la invención de sinóminos y conceptos aleatorios para evitar seguir repitiendo. Veamos como sale la primer prueba

Las personas que participan de la cámara de los tokens se encargan de votar cualquier propuesta relacionada a alguno de estos conceptos:

  • grants del Governance Fund (un fondo para potenciar el ecosistema Optimism)
  • mejoras del protocolo
  • cambios en los parámetros de inflación del token OP
  • remover un director de la Optimism Foundation
  • aprobar cambios a los documentos constitutivos de la Optimism Foundation
  • definir el presupuesto de la Optimism Foundation

Los Badgeholders por otro lado, tienen un alcance bastante más reducido (al menos por ahora). Son los responsables de RetroPGF funding. El principio fundamental del Optimism Collective es impact = profit. Para cumplir con su misión, Optimism diseñó un sistema de beneficios retroactivos para todos aquellos que construyan public goods que beneficien al ecosistema. La forma en que se distribuyen esos fondos depende de los Badgeholders.

Con el tiempo, la idea es que tomen cada vez más importancia dentro del esquema general de Optimism, pero, recuerden, que por ahora es todo un gran experimento.

De Montesquieu al futuro de la humanidad

Es super interesante la relación entre la gobernanza y la Optimism Foundation. Es un tema en el podríamos sumergirnos indefinidamente, abusar de citas a libros viejos en los que se trazan los principios de la democracia moderna (y futura?), remontarnos a discursos épicos acerca de la importancia de esto o de aquello. A veces pasa desapercibido, pero estamos presenciando en primera mano la definición de nuevas formas de gobierno y de organización.

Ethereum es, ante todo, una gran máquina de coordinación humana. Y, aunque hablar de estatutos o “documentos constitutivos” sea un embole, es la forma en la que se materializa la historia, en la que se plasma la esencia de entidades tremendamente disruptivas. Se crea una fundación para llevar adelante el desarrollo de un protocolo que se basa en tecnología open-source pero que deja espacio a la intervención humana para que decida sobre algunos parámetros clave. Luego de constituirse, la fundación le da a los Tokenholders atribuciones enormes para mantener el equilibrio de poderes.

Me imagino a Voltaire y Montesquieu debatiendo cuestiones similares, en los albores de los estados nacionales modernos, aquellos épocas turbulentas en las que la monarquía absoluta dejó de ser la norma en tierras europeas y el mundo occidental viró hacia el enfoque republicano que hoy predomina.

Veremos qué nos depara el futuro, pero mientras tanto, no dejen de experimentar, que la vida es una sola viejo. Y, como diría Milan Kundera, es insoportablemente leve.