Antes que nada, es un framework para entender mejor las dificultadas que tienen las blockchains hacia escalar y los trade-off a los que nos enfrentamos cuando pensamos en el diseño ideal de una blockchain.

En concreto, el blockchain trilemma plantea que una blockchain no puede ser descentralizada, segura y escalable al mismo tiempo.

Veamos que significa esto.

El problema: Bitcoin y Ethereum no escalan

La tecnología blockchain en realidad existe desde los años 90. La innovación de Bitcoin fue combinarla con otras tecnologías, especialmente Proof of Work, para permitirnos intercambiar valor de forma descentralizada.

Luego llega Ethereum, agrega mayor programabilidad a la blockchain y nacen los contratos inteligentes que tanta plata nos hicieron perder. Cuando todos nos dimos cuenta lo increíble que es poder correr aplicaciones descentralizadas, la red se saturó.

El problema es que Bitcoin y Ethereum soportan muy pocas transacciones por segundo, pero hay mucha gente queriendo ejecutar sus transacciones. Esto hace que el precio de ejecutar una transacción se dispare; típico mecanismo de oferta y demanda. El resultado: costos de transacción por las nubes.

Primeras ideas: bloques más grandes, o más bloques

Hace varios años se vienen pensando distintas formas de escalar una blockchain. En Bitcoin tuvimos el famoso “block-size” war; la discusión era si ampliar el tamaño de cada bloque para que pueda almacenar más transacciones y así aumentar la cantidad de transacciones por segundo.

Lamentablemente esta es una solución bastante cortoplacista, una especie de parche. Si apuntamos a un mundo 100% descentralizado, donde cripto sea moneda corriente, vamos a tener que aumentar el tamaño de bloque infinitas veces para poder soportar todas las transacciones necesarias.

¿Y cuál es el problema? Que mientras más grande sea cada bloque, más pesada se hace la blockchain. Mientras más pesada sea la blockchain, más difícil es correr un nodo: necesitarías computadoras con mucha más memoria.

Ya empezamos a ver el trilemma en acción. Aumentar los requerimientos de memoria para correr un nodo haría que haya menos nodos. Esto atenta directamente contra la descentralización y la seguridad de la red. Menos nodos = menos descentralización y menos seguridad.

Otra propuesta fue reducir la cantidad de bloques por hora. En Bitcoin, se crea un nuevo bloque cada aproximadamente 10 minutos. Si se cambiasen los parámetros, se podría hacer, por ejemplo 1 bloque por minuto. De esta forma tenés 10 veces más bloques, y 10 veces más transacciones.

Suena muy lindo, pero hay 2 problemas: esto generaría una red bastante más pesada y aparte reduciría notablemente la seguridad, ya que habría más espacios para problemas por bloques superpuestos y cositas raras.

Blockchains 3.0 y sus trade-off: menos validadores para más escalabilidad  

El mismo trade-off aplica a la mayoría de las blockchains más “nuevas”, como Binance Smart Chain, Solana o Cardano. Para ser más escalables, funcionan con menos validadores o modifican los parámetros de creación y aprobación de bloques. El caso de la Binance Smart Chain es emblemático; sólo tiene 21 validadores.

Blockchain trilemma en acción

A partir de este análisis queda mucho más claro el famoso blockchain Trilemma: idealmente una blockchain tiene que ser descentralizada, segura y escalable, pero en la práctica, sólo es posible alcanzar 2 de estas 3 cualidades.

Las redes más seguras, Ethereum y Bitcoin, soportan muy pocas transacciones por segundo. Redes como Solana o BSC son poco descentralizadas y menos seguras.

Entonces… ¿qué hacemos? Tanto Bitcoin como Ethereum proponen escalar de forma modular. En lugar de tener una gran blockchain capaz de procesar infinitas transacciones, apuntan a un ecosistema de capas que permita procesar más transacciones sin perder las garantías de la red original. Pero eso quedará para otro día… ¡hasta la próxima amiguitos!